La fotografía de los quince años de preparación

He encontrado esto... lo reproduzco como lo he encontrado...


Al fotógrafo y aventurero Guillaume Dargaud le llevó buena parte de su vida plasmar esta impactante fotografía panorámica de la trayectoria del Sol sobre la Antártida. Según el autor, fueron necesarios “15 años de preparación, 5 intentos a lo largo de 11 años, 24 horas para obtener una secuencia completa de tomas, varias horas para escanear y corregir las imágenes obtenidas, un día averiguando cuál sería la mejor forma de combinarlas, otro día para integrarlas en un software panorámico, 20 minutos de procesamiento informático para crear la imagen base y medio día de trabajo para pulir la imagen final”.



Tras muchos esfuerzos, la imagen superior muestra el recorrido del Sol sobre el cielo antártico a lo largo de un día entero. Dargaud tomó un total de 24 fotografías en intervalos precisos de una hora, girando en cada oportunidad la cámara en dirección al Sol pero manteniendo siempre a la misma altura la línea del horizonte. Luego, las imágenes fueron combinadas mediante un software especial para tomas a 360 grados.



Si la fotografía hubiese sido captada justo sobre el Polo Sur, el Sol se hubiese mantenido siempre al mismo nivel. Pero como la toma se realizó en la base antártica Concordia (de administración ítalo-francesa), ubicada algo más allá del Polo, a 75 grados de latitud Sur, existe una diferencia de 30 grados de elevación entre la altura del Sol a mediodía y a medianoche. En la imagen superior vemos una proyección con el sistema “ojo de pescado” en donde se observa la rotación circular del Sol alrededor de la Tierra.

Para efectuar cada toma, Guillaume Dargaud fijó un trípode como referencia y luego regresó al lugar una vez por hora bajo el frío austral para tomar las fotografías. Sin dudas, era la parte más delicada del proceso ya que muchas cosas podían fallar, y de hecho a veces fallaron. Por ejemplo, en las dos primeras oportunidades, el cielo se nubló impidiendo ver el Sol; en la tercera ocasión, el trípode utilizado como referencia fue cambiado de sitio inadvertidamente por un integrante de la misión antártica; pero la falla más curiosa se produjo cuando, según cuenta Dargaud, “un grupo de bromistas agotó el rollo de la cámara tomando fotografías de sus traseros peludos”.

Así que luego de un intento fallido en 1994, otro en el año 2000 y otros dos más durante el verano de 2004, por fin en noviembre de 2005 el tenaz fotógrafo logró cumplir con su objetivo, apenas dos días antes de la llegada de su relevo en la base antártica.
¡Claro que el resultado valió la pena!


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